Tras fin de semana intenso… viernes curso con Txema Bilbao en Larruzz, sábado piscinero en Artxanda y luego la concentración espectacular de motos en Bilbao, para pasar a tarde siestera y de paseo por un Casco Viejo en ebullición a pesar del frio.
Isabel se va de cena y las criaturas, revolotean sin perder ni ritmo ni cuerda… son inagotables, por fin consigo llevarlas a la cama, pero…¡contigo, contigo, contigo! Soy un inconsciente… me quede dormido antes que ellas…seguro.
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No hace falta que suene el despertador y de un brinco me levanto de la cama caliente. Zumo, cereales y una tortillita que espero saborear en la cima del Pagasarri. Acompaño el bocadillo de una hermosa manzana y ante la señal de Txema bajo y acompañados de 6º nos dirigimos hasta Kobetas, para iniciar allí la subida.
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Txema y yo que somos "mudos" comenzamos hablar de las cosas, que nos preocupan, pero también de las que nos ilusionan. El curso-charla que dio el viernes sobre; "Lo que sabe la gente feliz" nos hace reír y valorar lo que allí ocurrió.
Hace mucho tiempo que no subía al Pagasarri, quizás mas de diez años y no tenia un recuerdo muy nítido del camino, del paraje , pero me gusto la sensación que tenia a cada paso, era como descubrir e inaugurar algo nuevo para mi.
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Ahora a la izquierda se vislumbran unas vacas que no dicen ni muuu, están a lo suyo, rumiando vete tu a saber que… La naturaleza es sabia, y mas de una vez me oigo decir que no hay mas ley justa que la Ley Natural. Y con esa naturalidad seguimos hablando, menos en los tramos que se inclinan un poco y el oxigeno hace mas falta… uuff cualquiera que lea esto pensara que estamos ascendiendo al Himalaya, ¡que va! Lo que pasa es que no paramos de hablar. Pero el monte permite eso, hablar; es decir… ahora hablar tu, yo escucho y me oxigeno, ahora hablo yo tu escuchas y tomas aire. Una estupenda manera de mantener conversaciones, que si están rodeadas de un entorno amable y agradable, se contagian. Es decir, cuando el entorno que te rodea es agradable, la conversación se trufara de cosas agradables…
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Unos metros mas y empezamos a pisar nieve. La sensación de alfombra y el crujir de las botas en las zonas mas densas, es agradable. El blanco dela nieve hace que todo parezca mas limpio mas puro…
Y casi un suspiro mas, estamos en la cima.. ¡Lo conseguimos! Nos hacemos la foto de rigor y para ser muy puristas… ascendemos hasta la cumbre donde posamos cual conquistadores.
Hemos batido un record…subir al Pagasarri en casi TRES HORAS, cuando parece ser que lo habitual es tardar justo la mitad. En fin….
Ahora toca el Bocadillo, que no me dio tiempo a fotografiar de lo rico que me supo y la manzana pecadora. Antes y aprovechando el refugio que esta en la cumbre nos tomamos un caldito reparador. Bien es cierto que el Pagasarri estaba a tope, parecía en su cima la Gran Vía.
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Se dice que uno envejece cuando tiene mas recuerdos que ilusiones, pero creo que nosotros tardaremos en envejecer, por que no nos faltan ilusiones.
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Descendemos hasta el punto de partida y también hasta el punto de mi partida que son mis padres, Chencho y Romi, acudo como muchas hijos hacen los domingos a comer donde ellos.
Ponen la mesa los mejores manjares, que son los que ellos bien saben que nos gustan. Que rico están todo, la sopa, el pollo…me encanta, el olor y también la música que mis hijas, hacen con sus bullicios. Doy de nuevo gracias por todo lo que me rodean, plateándome la eterna duda, si yo estará a su altura. Gracias a todos.
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