Un
mismo camino, un mismo trayecto y un distinto acompañante hacen que percibas
las cosas de otra manera. Axial ocurrió el otro DIA cuando en poco tiempo repetía
la ruta que por el monte lleva desde Artadi en Zumaia hasta Zarautz volviendo
por el paseo hasta Getaria y cogiendo el camino de Santiago que nos devuelve a
Zumaia.
Fueron
horas de sol y calor en un DIA donde todos los pronósticos desaconsejaban cualquier
actividad física, pero solo dos amigos, son capaces de hacer locuras como
estas.
La
verdad es que luego no fue para tanto, y gran parte del camino lo hicimos
bordeando toda la costa, que con su brisa nos acompaño y refrigero el paso.
Txema
Bilbao, se acerco desde su apellido hasta Artadi y allí comenzamos pasando por
el Caserío Basakarte con su infinidad de animales, que además de los comunes;
vacas, ovejas y gallinas, podemos sumar pavos reales, perdices, avestruces y
otros cuantos bichos raros de los que desconozco su nombre.
Un
pequeño repecho y girando a la derecha nos acercamos hasta el Caserío Karakas
que además de ser una explotación agraria dispone de alojamiento para turismo
rural y un gran campo de prácticas para el Golf.
allí
los perros nos saludan y vemos a caballos que sin galope, bien podemos
imaginarnos como deben de correr.
Pero
vamos sin prisa y hablando como siempre de todo… y lo mismo sale en nuestra conversación
el tema mas profundo y sesudo que la frivolidad mas frívola de dos personas que
disfrutan de lo grande y si cabe mas, de lo “insignificante”
Este
recorrido ya lo había realizado solo hace unas pocas semanas y aunque con una
pequeña lluvia como compañera, el hacerlo con Txema, me hace disfrutarlo con otros ojos. Saber si
este árbol es un nogal o un almendro o unas parras de Txakoli en las que posa
para la foto con esa cara redonda y sonriente.
Como
digo había pasado por aquí, pero todo me parecía distinto. Hasta tal punto que
hubo momentos donde no sabía por donde tirar.
Las
vistas desde las alturas son espectaculares y contemplar Getaria desde arriba hace
de nuevo de Txema el modelo para el fotógrafo y ahí le tienes… sonriente con
Getaria al fondo.
El
camino es cómodo, pero irregular y sin perder la belleza que ofrece un paisaje
tan extraordinario, algún resoplido pegamos, pero la amabilidad de muchas
personas hacen que el camino disponga de fuentes o grifos de agua que refrescan
tan calurosa jornada. Ahí podéis ver la foto de la fuente con señal y todo.
Muchas
flores, muchos caseríos y también mucha gente tan loca como nosotros la que
transitaba por este recorrido que desconozco su nombre… quizás sea una de esas…GR
nosecuantos, pero poco importaba.
Llegando
a Zarautz y desde esa balconada o mirador que disponen con esas gordas y
señoriales columnas contemplamos la largura de Zarautz y su playa. El sol bien
es cierto que dota con su luz y calor a las cosas de un encanto especial…”ilumina”
Y como dos señoritos antes sus posesiones nos sentíamos contemplando parte del
camino recorrido.
Llegamos
a Zarautz descendiendo por el parque de Santa Bárbara y entrar en su núcleo
urbano es ver bullicio y fiesta. Unos gigantes y cabezudos animaban a los presentes
con sus chiflos y sonidos.
Apenas
recorrido un poco el casco urbano, no pusimos rumbo hacia Guetaria por el
magnifico paseo que hay bordeando todo el mar. Espectacular, maravilloso…no se
como calificarlo….¿Sensacional, esplendido…? Si os entran ganas y hace tiempo….hay
unas peculiares piscinas de agua salada con trampolín y todo que ya quisiera
Esther Williams..
Siguiendo
con el paseo… Son apenas cinco kilómetros ( muy concurridos) que permiten
disfrutar del placer de andar despacio.
Bueno,
pues con toda esa retahíla de palabras sobre lo bonito de un lugar llegamos
hasta Getaria. allí nos acordamos de un gran tipo como es Unai Atristain y
cuando fuimos ha echar mano del móvil para ver su teléfono y llamar… me di
cuenta que hace mucho que no reviso y reciclo mi agenda….¡Un montón de “Unais”
pero no tenia el del “Gran Capitán Unai! Me reproche una y cien veces como podía
ser esto y Txema, buen amigo de Unai, trato de enmendar tal desacierto, pero…
el destino que es sabio y mas veces de las que creemos y confiamos nos lleva
con esa definición; Fuerza
desconocida de la que se cree que actúa de forma inevitable sobre las personas
y los acontecimientos…. Ha encontrarnos con Unai Atristain, Ziortza su
mujer y toda su familia. ¡Que encuentro más agradable y sorprendente, a la vez
que deseado! Ya que durante parte del camino habíamos hablado de él.
En el Restaurante Iribar de
Getaria y en el recodo que hay junto a la Iglesia tan peculiar que hay en esta
localidad costera por estar inclinada….la iglesia, nos pimplamos dos botellas
de Txakoli y departimos de lo lindo.
Da gusto… disfrutar de buena compañía, buen entorno, y buena conversación.
Da gusto… disfrutar de buena compañía, buen entorno, y buena conversación.
Pero no queríamos “molestar”
mas de lo necesario y como dice la tía de Txema, cuando recibía visita en su
casa…”vámonos a la cama que estos señores quieren marcharse..” Y así lo
hicimos, aunque Unai nos acompaño un rato y nos mostró su casa que dispone de
una bonitas vistas de Getaria.
Con esa cosilla del “destino”
nos alejamos de Getaria y siguiendo las flechas amarillas que Santiago une con
Zumaia, seguimos la ruta.
Que bueno es no tener prisa
por hacer las cosas y disfrutar de cada segundo, de cada momento…con Txema y de
paseo se hace así.
El camino nos depara
infinidad de temas de conversación y aunque en la foto no se ve…Txema refresca a
estos caballos que el lugareño posee.
El camino tiene subidas y
bajadas, como la vida y soles y sombras como el camino. Una de esas sombras la aprovechamos
para tumbarnos y ver con otra perspectiva las cosas.
Son cerca de las dos y media
pasadas y aunque llevamos algo de fruta una taberna en el camino a la altura de
Askizu, llama nuestra atención.
Una cerveza con gas, un botellón
y una buena ración de croquetas… riquísimo oye, divino que diría el Boris
afeminado. Y cito esto, así, por que quizás
esta taberna no tenga el glamour que algunos buscan, pero tenia lo que nosotros
necesitábamos, y Txema tanto alude….”Cariño al cliente” No me preguntéis el
nombre, por que no lo recuerdo, pero es la única Taberna que hay en Askizu.
Y tras reponer fuerzas,
seguimos caminando entre verdes, azules y olores que con sus contrastes nos
hacen ejercitar la pituitaria que dicen que es amarilla, pero no lo se.
Con todos esos sentidos
estimulados, nos despistamos un poco y nos perdimos, pero tampoco nos importo y
enseguida encontramos la ruta que nos llevaba
por todo la cresta de la costa hasta Zumaia.
Una gozada que resulta difícil
de explicar con palabras escritas…por eso lo mejor es hacerla.
Buen camino.
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