jueves, octubre 06, 2011

Desde San Juan de Luz hasta Irun por la costa francesa

San Juan de Luz hasta Irún por la costa Francesa.
No estaba especialmente bien, por que tenía una decimas de fiebre, pero cada día siento la adicción de caminar y pisar sendero. Creí que podía ser un buen remedio para el mal estar de cuerpo que tenia y no me costó mucho convencer a la familia para acercarnos hasta San Juan de Luz y mientras ellas paseaban y trasteaban por la población Gala, yo aprovecharía los 19 Km que separan Irún de San Juan de Luz para conocer toda su costa.
Serian las cuatro de la tarde pasadas y atravesando la coquetería francesa de esta población tan francesa, caminaba despacio sin perder detalle de todo lo que me encontraba en el camino; desde el puente con sus barcos, hasta los curiosos faros con formas lineales. Junto al camino un banco floreado da fe del estilo y buen gusto que tienen los franceses cuando se esmeran.
Ya en tierras de Ziburu, una leve cuesta me asciende hasta Zokoa y su playa que muy concurrida, refresca el griterío de la chavalería que juguetea con la arena. San Juan, Ziburu y Zokoa, son las tres poblaciones que forman la Bahía de San Juan de Luz y su estampa es “francamente” bonita.
El camino discurre muchas veces junto a la carretera, pero bien protegidos por un salva raíl forrado en madera por eso de la contaminación visual y la mimetización del paisaje. Son la pera, estos gabachos, que bien pensado lo tienen.
Hay momentos que el camino nos acerca a los rocosos acantilados y con la salvaje y vertiginosa y brutal belleza, nos deja “boqYabiertos”
Hay momentos que el camino, bien pensado y diseñado quizás por algún paisajista, nos envuelve en un frondoso bosque que con sus sombras y olores nos protege del sol que con su luz da nombre a esta zona.
Ahora a casi cuatro kilómetros de la salida topo con un artilugio que imagino o quiero creer servía para subir la piedra desde el acantilado. Lo fotografió y veo como algún lugareño posa cual trofeo encima de esta grúa con su barqueta.
El camino sube y baja pero nunca con demasiadas inclinaciones, haciendo la caminata en un “paseo”.
El agua que siempre está presente en esta ruta lo hace varias veces por partida doble al atravesar riachuelos que desembocan en un cantábrico manso y dócil por estos lares.
Ahora ya cerca de Hendai y sus numerosos campings, avisto un colegio junto a una cala que tiene un aspecto estupendo. Y la imaginación se me escapa para recrear que hubiera sido de mi vida estudiando en un colegio como este. Enseguida se me va la cabeza a otra cosa porque nunca fui buen estudiante, entre otras cosas, porque creo que no quería serlo.
Está claro que toda esta zona es muy turística y no solo los numerosos camping, sino apartamentos y complejos hoteleros hacen de esta parte del sur de Francia un lugar atractivo.
Y como referencia el Castillo de la Abadía, del que había oído hablar, pero para mi desgracia se encontraba cerrado y solo puede hacer una foto al cartel de la entrada, donde se puede apreciar todo el encanto que un edificio de estas características tiene.
El cartel de Hendaya me hace ver que estoy cerca y como viene siendo habitual, aprovechando la cuesta abajo acelero el paso.
Ya en Hendaya, sufro los abusos del turista al comprar un botellín de agua en un kiosco del comienzo de la playa y pagar 2,80€. La playa de Hendaya es inmensa, larga, ancha y también muy concurrida, mayoritariamente por personal del país vecino. Y por no crear controversias para mi absurdas que cada uno le llamo como quiera; España, Euskadi, País Vasco, Euskal Herria o no sé de qué mas maneras…..El caso es que la gran mayoría de las personas que oí hablar lo hacían en castellano. Las matriculas de los coches eran de la E
El calor seguía apretando y para cruzar a la otra orilla aproveche el barco que une Hendaya con Hondarribia y por 1,60€ traspase la frontera. El viaje, es refrescante por la brisa y las olas que levanta el barco al navegar.
Desde Hondarribia tome la dirección de Irún y en una gran recta poblada de huertas con carteles reivindicativos, pero todas con sus antenas para ver la televisión, animan con sus frutos el recorrido.
Ya en Irún y en una de sus calles principales, me sorprenden la cantidad de Puticlubs que hay, pero en la gran mayoría figura el cartel de “Se Vende” quién diría que el oficio más antiguo del mundo esté en crisis…¿O quizás es un gasto que algunos imputaban a las empresas?
Al finalizar la calle de los putis entro en la Avenida Colon y al fondo junto a unos columpios y la escultura homenaje a Luis Mariano esta mi familia que me recibe como el ganador del Tour…así da gusto.
www.jabiercalle.com

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