domingo, enero 01, 2012

Restaurante KASKO en Bilbao

En la calle Santa María se encuentra el edificio La Bolsa, antigua ferreteria de una familia de origen Austriaco que al casar el hijo con una buena moza de Portugalete, se establecieron aquí siendo este comercio uno de los mas populares. EL edificio permanece y mantiene el nombre de la ferretería, que después de las inundaciones tuvo varias ubicaciones. Actualmente este en Colon de Larreategi y otros descendientes en Zumaia, sorprende que ninguna de las dos ha dejado de utilizar como logotipo del comercio la fachada del edificio donde se observan dos hornacinas, una con la Virgen de y otra que ya no es tal, con San José, que se encuentra en el interior. Pero pese a mucho santo, esta calle recibió el nombre por que al final de la calle estaba el Portal de Nuestra Señora del Socorro y es por esta por la que recibe la nominación actual.
En esta calle hay numeroso bares y restaurantes, algunos como el elegido; Restaurante, Piano-Bar Kasko, tienen una significación especial por haber metido muchas horas en otras épocas, donde un Rafa Acebes, pianista incipiente, armonizaba las noches que con menos años eran mas locas.
Se comía bien y el ambiente cultural e inquieto tomaba sede allí. Los tiempos cambian como es natural y engañado por la nostalgia caí en la tentación de entrar.
La sorpresa fue desagradable, al ver como una joven algo desaliñada iba depositando con su manaza el trozo de pan que los allí presentes comeríamos. ¿No tienen pinzas para depositarlo? Considero además que por 12€ se puede evitar el mantel de papel que si al menos fuera un poco gordito, pues ni tan mal, pero con las velocidades de los jóvenes camareros eso tomaba vuelo. Las sillas de local, cada una de una madre, pero tuve suerte y evite las de cervecera, auque me toco una de las de terraza que sin ser incomodas, no acabaron de convencerme. El local, es una apoteosis de improvisación y desidia, donde todo parece provisional.
Una de las cosas que hago cuando voy a locales de hostelería es entrar a sus baños, ya que me parecen un buen indicador de cómo anda el negocio y quien lo dirige, pero esta vez, evite el gesto para poder comer a gusto. Me vino a la cabeza, aquel cocinero de Algorta que tenían en el antiguo Kasko…que bien lo hacia, que gusto y que formas….en fin. Ante mi se presentaba una paella con exceso de colorante. Más que amarilla estaba roja del apuro, que para compensar tenia una cucharaza de Alí olí. Pero he de decir que con todo lo que había precedido, la paella no estaba mal. Se podía comer y es mas, si mi dieta me lo hubiera permitido hubiera repetido.
El trajín de los camareros, muy cómplices entre ellos y con mucho colegueo cada vez que entraba alguno de sus compañeros con falsos besos, resultaba meros transportistas de platos. El segundo anunciado como Lubineta a la bilbaína con ensalada, me hizo realizar una llamada para ver si estaba equivocado… Receta Lubineta a la Bilbaína Abrimos la lubina, le quitamos la espina central y la secamos y quitamos la humedad con un paño. Después untamos la pieza con un poco de aceite, zumo de limón y sal y dejamos macerar durante una hora. Asamos la lubina (preferiblemente sobre parillas), hasta que la piel quede tostada. Después se coloca en una fuente y se rocía con el aceite que previamente hay que freír los ajos fileteados y las guindillas. Sazonamos, añadimos zumo de limón y servimos.
Pero volverá a confesar que sin ser una Lubineta a la Bilbaína….estaba buena.
Verdad es que gran parte de los sabores en las cocinas, no solo de Bilbao, sino de Donostia, Madrid, Valladolid o Sevilla, se están “animando” con la presencia de personal latinoamericano. Y así podemos encontrarnos con que la interpretación de la receta y el uso de las especias van dando un giro en esta restauración que hoy degustamos. Y eso no es ni bueno, ni malo…simplemente es.
Así que con la Lubineta ventilada, opte por unas mandarinas que vete tu a saber de que parte del mundo habrán venido.
La reflexión que sacaba entre plato y plato mientras miraba la exposición que dispone el local y los seis paneles donde solo funcionaban tres focos, es que…el equivocado soy yo. Por que el local, se puso a reventar, estaba a tope y lo que para mi es importante, como las formas, el servicio bien presentado, aquí son efectivos y solo dan de comer. Sin florituras ni aspavientos, dan de comer rápido y de manera aceptable. Dan de comer por 12€ y si cuidar las formas ni modos, pero….no te dejan sin comer.
En fin, no diré que no volveré, pero se que me costara, por que el recuerdo con el que me fui, a pesar del trato correcto no fue bueno. Y para mí, la comida tiene que ser memorable, dejarte algún recuerdo en uno de los dos hemisferios de mi cerebro que pesa 1,52Kg
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