Cuando quien atiende un negocio, bien sea de hostelería o de lo que sea, es muy importante la fuerza e implicación que tenga el dueño o propietario. Si la motivación es poco, el empleado será poco lo que haga, si la motivación es mucha…pues será algo más.
Al entrar en el Rockefeller de Derio me sentí desconcertado, por un momento pensé que la simpática camarera era la propietaria, pero luego esas fuerzas y ánimos con los que nos atendió fueron desinflándose. El trato fue más que correcto, el café bien servido y sabroso. Pero en el ambiente había un noseque, que me trasmitía cierta desidia, cierto abandono… una nevera de esas con cristal que delataba las dos únicas botellas que desangeladas tiritaban dentro. Un trozo de papel albal o quise decir de aluminio arrugado eran un claro indicador que algo no está como debería. Y si al menos la neverita estuviera al final de la barra, pero que va…nada más entrar.
Luego estaban los continuos pegotes de papel que anunciando hay Zumo a 2€ “decoraban” el local que anexo a la iglesia de Derio, se presentaba casi vacío cuando acudimos.
Digo esto porque es muy común en hostelería tener tarea por hacer pero como nadie manda hacerla, y no sale de nadie realizar dichas funciones, nos encontramos con bares como este, que teniendo muchos ingredientes para estar bien, no dejaba de raspar el cinco pelado.
Hasta otra que tomare nota….
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viernes, febrero 24, 2012
ROCKEFELLER en DERIO
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