jueves, marzo 24, 2011

Mojon en Sopelana

Desde Bilbao a Sopelana caminando ¿solo?
Cada vez le estoy cogiendo mas gusto al caminar en solitario, por la sensación de viaje introspectivo que me proporciona. Así con las ganas de emprender la ruta, me levante pronto y a las ocho y cuarto ya estaba enfilando por la calle San Agustín de Bilbao con destino Artxanda.
No me gusta repetir camino, es decir, si voy por un sitio me gusta volver por otro y el hecho de tener que pasar por Artxanda para llegar hasta Sopelana, me fastidiaba un poco.
La solución fue fácil…hacer "fuera pistas" y con la intuición por mapa, ascendí, por el Barrio de Uribarri, dejando el Grupo Montaño a un lado, para encontrarme con el Mirador de Bilbao que son ya las ultimas edificaciones antes de pisar monte.
Las vistas de Bilbao desde arriba, siempre me arrebatan un poco y me paralizan otro para contemplar y jugar al juego de identificar sitios. Esta vez, a las vistas le acompañaba la música que proveniente de la organización de la Clásica Cicloturista Bilbao-Bilbao, animaba no solo a los participantes, sino a todos los que disfrutando del gorgojeo y canturreo de los pajaritos ascendíamos por las faldas de Artxanda. Bilbao es una ciudad cómoda, habitable y con unos entornos que pocos lugares poseen.
Llegado hasta el final de la Vía Vieja de Lezama , dejo las vías del Funicular que tanto me gusta y camino Pikotamendi, sigo utilizando la técnica Labordeta y con mi mochila recién estrenada, pregunto a los parroquianos que me voy encontrando por el camino sobre que bifurcación tomar.
Esta claro que llega la primavera por lo florido que esta el camino. Muchos colores…amarillo, verde, azul. El tintineo del agua, refresca, la mañana que acalora en esta subida. Me quito el chubasquero y doy utilidad a los 6,60€ que me costo la mochila que ayer compre. Es chula y practica, alberga la fruta, una navajilla, y ese invento que no se como se llama y se pone en los tobillos para no machar los pantalones de barro. ¿Cómo se llama? ¿Lo sabes? ¿Me lo dices? Gracias…
Mientras asciendo busco respuestas a estas preguntas e imagino que nombres podría ponerles yo…."tobitubi" , "manguipies", "guardabarros" nooo, esto no, que alguien puede confundir con las bicis y eso es lo que me ha pasado…sigo escuchando el soniquete de la organización de la Bilbao-Bilbao y con tanta bici… me ha parecido escuchar que son mas de nueve mil y pico ciclistas de todas las partes del mundo. Mas tarde comprobé que era muuuuchos.
Fui saliéndome de los caminos en ese afán de no repetir y salía parar al antiguo Nogaro, donde casi me patino con la humedad que había en la hierba.
Desciendo por uno de sus laterales en zona asfaltada y pregunto a una mujer que sofocada asciende con ritmo y con la misma melodía, me responde.- Al mismo Sondika llegar por aquí.
Y efectivamente…llegue a Sondika , atravesando la Autopista, y pecando un poco al paso de la Ermita de San Martin, que según cuenta la leyenda del cartel, esta no es la original, sino que la repusieron para construir unas escuelas. Mas adelante, la iglesia de San Roque y al fondo el bullicio de una serpiente de ciclistas que atraviesan Sondika.
Me resulto imposible cambiar de acera por el numeroso grupo de txirrindularis que pedaleaban a ritmo de domingo.
Me llamo la atención un restaurante que con el nombre de El Caserío, me recordó la clásica Zarzuela que tan a menudo se interpreta por estas tierras y pensé que un día tengo que venir a comer hasta aquí para comprobar por curiosidad, si en su carta de platos, tendrán…Zarzuela de Pescado.
Asua y en un minuto entro en Loiu, y siguen pasando ciclistas…¿Cómo paso a la otra acera? Uy, dicho así, puede tener muchas interpretaciones pero elijo la mejor y en un sprint paso al otro lado para seguir mi marcha hasta Sopelana por el Monte Unbe.
Llevo casi dos horas de caminata y aunque el hambre no azuza, descanso en un banco para abrir mi mochila nueva y extraer la fruta reparadora que con tanto gusto consumo.
Siguen pasando ciclistas y como soy muy vanidoso, al verme reconocido por un grupo de ellos, engordo un poco. Luego me di cuenta que el logotipo, que llevo en el pecho de LaVisita, algo habrá hecho para que me reconocieran. Al rato otro grupo mas animado y cachondo grito en tropel mi nombre que volvió a darme un par de kilos mas de vanidad…menos mal que pronto Salí de la ruta próxima a la carretera y hasta ArkaLanda ascendí por la pista asfaltado que han habilitado. Cruce los dos puentes de madera tan coquetos y campo a través, seguí mi instinto hacia el destino marcado. Que no era otro que el Restaurante Gardoki de Sopelana, al que comenzó a llamar desde el móvil para reservar mesa, pero no había manera de comunicar con ellos.
Por momentos los caminos me devolvía a la carretera, pero con el peligro que la misma conlleva, volvía al monte cual cabra rural. Aproveche para conectar la radio que mi móvil dispone y animado con la música, comprobé que con música aumento el ritmo en el paso. Mas contento que unas castañuelas…¿Por qué las castañuelas se ponen contentas? Y ole… ahora me pongo Radio Nervión con Joseba Solozábal y la Calle no se Calle… me divierte y anima con sus comentarios.
Con esa energía sigo mirando mis pasos y entre barrujo, césped y barro voy acercándome a mi destino. Un cartel que pone Sopelana me hace animarme mas y acelerar el paso, estoy ya en la carretera y veo al fondo el cementerio donde pobres y ricos, están al mismo nivel. Es como el ajedrez que Max Leither me enseña todos los martes que juego con él, aunque con quien de verdad aprendí mucho fue con mi amigo Jorge en el viaje que hicimos a Turquía, donde nos pegábamos cada partida de ajedrez que eran autenticas batallas. Y aquí se une la leyenda, por que cuando la partida acaba y las fichas van a la caja, peones y reyes valen lo mismo. Van a la misma caja. La verdad, es que la muerte aunque me ha pasado cerca nunca me ha asustado, creo que quien tiene miedo a la muerte no sabe vivir la vida y la vida esta para eso…para vivirla. Hoy me siento muy vivo y mas cuando recibo la llamada de Isabel y mis hijas preguntándome por donde voy. Con una sonrisa de oreja a oreja, les contesto orgulloso, que llegando a Sopelana, después de casi cuatro horas y media. A Greta le digo que he visto un borriquito y le tarareo….que no sabe ni la u, tururú… Que vida me dan mis hijas, cuanto aire.
Pregunto al primero que pasa por la estación de metro y con todo tipo de explicaciones y detalles, se ofrece para acompañarme. Le agradezco y le insisto, que no es necesario, pero ante el empeño, accedo… - ¿Oye tu eres el de la ETB? Y por no sacarle del error, le digo que si. Para que un segundo después tras un silencio Quintero, me reprocha.- Peroooo, si tu eres JabiCalle el de LaVisita….- Si, si, muchas gracias y estirando su brazo derecho con una sonrisa en la boca se aleja por el medio de la calle, como si esta no tuviera aceras.
Ya en la estación, al sentarme, cae todo el cansancio que es rematado en el vagón con su traqueteo y mi pequeñas cabezadas, que en un sueño que hoy no contare, me acercan hasta Bilbao…
Ah…seguí llamando al restaurante, pero no pudimos ir a comer, por que cuando conseguí que me cogieran, ya estaba lleno.
www.jabiercalle.com

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