Reseña sobre el Edificio La Bolsa del Casco Viejo de Bilbao, a photo by LaVisitaComunicacion on Flickr.
El Edificio de La Bolsa, o donde paso mucho tiempo.
Allá por el siglo XIV junto a la muralla medieval que rodeaba Bilbao había una casa torre que defendía el perímetro. Esta casa torre de lo que os hablo es el actual Centro Municipal de Distrito de Ibaiondo en el casco viejo bilbaíno que hace unos años tomo el nombre de Palacio Yhon en homenaje a los familiarizares de aquella familia Austriaca que desarrollo la actividad en este edificio como Ferretería. Una de las concejalas Elena Yhon, era descendientes de estos y así permaneció con ese nombre. Hoy en la actualidad todavía algunos reconocen en este nombre, pero cierto es que este edificio, nunca fue palacio.
Experimento diferentes fisonomías y se nota mucho nada más entrar en los arcos que nos encontramos y su conformación en la piedra.
En la década de 1870 cuando Bilbao disponía de más de 11.000 habitantes Bilbao vivió un importante crecimiento económico, la afluencia de gentes de otros lares que con su importante contribución, obligaron a Bilbao a dotar de más servicios y equipamientos.
Así las producciones de la zona checa del imperio Austriaco de la mano de comerciantes austriacos y alemanes, que demandaba la sociedad bilbaína trajo la situación de que muchos se quedaran instalándose. El caso de Juan José YERSCHIK, quien arrendo “La Bolsa” a sus auténticos propietarios e instalo en los bajos una casa comercial que algunos, aseguran que poseía un pequeño canal pasadizo que comunicaba la casa con la ría, con el fin de cargar y descargar el material fundamentalmente a los barcos que en la ría atracaban. Si uno se fija bien en la orilla de la ría, puede apreciarse una pequeña bóveda que bien pudiera ser este pasadizo que nos apuntan.
Los propietarios originales, una tal familia apellidada Bilbao, según dijo el historiador Teófilo Guiarld Calle, (no era familiar mío que sepa) fue el linaje el que dio nombre a la Villa del antiguo casco viejo y no al contrario. Pero lo que está claro, es que fueron los YERSCHIK los que ocuparon la casa.
En 1818 a y con 11 años de edad, llego a Bilbao, Leandro YOHN que desde su condición de empleado de la ferretería de Yerschik, propuso quedarse con el negocio y a si su nombre quedaría ligado al devenir histórico de este popular edificio del casco viejo bilbaíno.
El paso del tiempo y los encantos de una joven portugaluja de familia burguesa, apellidada Urigüien le instalo a Leandro Yhon en Bilbao. Los hijos de estos heredaron el negocio y en 1982 registraron el negocio como “Hijos de Leandro Jhon y Cia”
Los principales suministros de piezas y materiales diversos a empresas como Altos Hornos, la Naval, Euskalduna; Ferrocarril de la Robla, o el tranvía urbano entre otras. También atendían al pequeño minorista con productos de cerrajería y útiles domésticos.
Mucha era la competencia y todavía quedan algunos recuerdos como la ferretería del Pozo, curtidos Fernández, hoy un restaurante chino y otros tanto nombres que se pierden en el olvido.
La posguerra de 1940 trasforma la sociedad que pasa a denominarse “YhonS.A.” y fue en la inundaciones de 1983 donde la dispersa y hoy día podemos encontrar con esta misma denominación en la calle Colon de Larreategui se encuentra la ferretería La Bolsa, como popularmente se la conocía pese a sus distintas denominaciones. Y si la curiosidad te lleva hasta Zumaia y acudes a la una importante ferretería que está en la salida hacia Zarautz, veremos que aunque su nombre es Ferretería San Miguel, por la ubicación que tuvo en las faldas de este monte en Zumaia, su bolsa, esa que te entregan con el material comprado, recoge la silueta del edificio de La Bolsa Bilbaína con su denominación y todo.
Hoy en día La Bolsa y desde el año 1987 donde el Ayuntamiento de Bilbao, adquirió para sede municipal, desarrolla actividades municipales, contando con importantes equipamientos pensados para Asociaciones sin ánimo de lucro inscritas en el registro municipal. Exposiciones, proyecciones, charlas y curso, dan vida a un edificio por el que cada día pasan más de mil personas y otros tantos turistas que con asombro fisgan los rincones y el trozo de muralla que todavía se conserva en una de sus estancias.
Alberga también el monolito de los Txikiteros de honor que todos los 12 de octubre se entregan bajo la mirada atenta de la amatxu de Begoña que preside la entrad antigua de carretas, hoy principal. En su parte superior y gracias al proyecto de Pedro María Basáñez y Alberto Sanz, ganadores del concurso de ideas convocado tras la adquisición del ayuntamiento de Bilbao, hay un enorme mirador que permite una vistas muí particulares e indiscretas del casco viejo bilbaoino.
Y así es La Bolsa, que nado tuvo que ver con la de valores, aunque por aquí se movió mucho dinero.
jabier@lavisita.com
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