Susana Fadón. o la lección aprendida.

Susana Fadón. o la lección aprendida., a photo by LaVisitaComunicacion on Flickr.

Hoy había quedado con Susana Fadón. para tomar café y charlar un rato. No nos conocíamos y la mediación de un amigo común nos puso en contacto para mirar hacia delante y hablar de futuro. Susana F. es periodista con dilatada experiencia en radio, televisión y relaciones públicas. Pedimos el café y enseguida adopte la posición de consejero y habla que te habla, fui dando consejos, que ella nunca me pidió Fui hablado y ahora no se, si para escucharme a mí mismo, o para que ella me escuchara. El caso es que después de dos horas de charla y después de batallas, anécdotas y sucedidos, me quede con la sensación de duda, por si todo lo relatado hubiera sido de utilidad. Y con varias dispersiones en la conversación, monopolice el encuentro...A menudo repito una frase, de no dar más explicaciones de las que me piden, pero sin querer justificarme y arrepentido de mi verborrea, veo que he perdido una oportunidad de escuchar a una mujer emotiva, y enérgica
Al despedirnos, me aleteaba una sensación de de desconcierto y la tartamuda duda de creer que mis palabras y consejos la hubieran servido para algo. Los tenía muy masticados, pero...la decepción parte cuando esperas algo de alguien y no te lo da. Susana tenía hambre y le di agua, y cuando tenía sed, le di pan....Susana activa, se expresa como pensadora receptiva. Sensitiva y observadora tiene curiosidad por la novedad, tiene ganas de vivir y ama el amor. Se notan sus dotes de mando y su mano ejecutora, pero el oficio y la experiencia que me ha dado esta profesión de entrevistador, me dice que es mucho más. Pero perdí...perdí la oportunidad y al decirnos adiós...y estamparnos un par de besos, me habla valientemente y me dice.- Jabi, no sabes nada de mi, y me hubiera gustado hablarte de....
Me dejo planchado, y cual patada en los mismísimos, me quede paralizado. No había más de trescientos metros hasta mi casa, pero tarde un montón Ralentizo el paso mientras pensaba las últimas palabras que Susana me había dicho. Rebobine las dos horas de mi monologo y me maldije mil veces. Ahora solo puedo disculparme ante Susana, agradecer la lección que me ha enseñado y espero no olvidar. Gracias Susana por dedicarme tu tiempo y escucharme.
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